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Un viaje llega a su fin

Foto del escritor: ToldiToldi


Después de unos 13.000 kilómetros, muchos de ellos de grava, nuestro viaje a África llega a su fin. Pudimos tener una impresión real de cada país. De pobreza y riqueza, de grandes contrastes. Pudimos vivir grandes paisajes, hospitalidad, conversaciones y silencio. Oficiales fronterizos y policías, pequeños mafiosos pero nunca nada peligroso.



El Sr. Leo nos hospedó durante 45 noches y dormimos en albergues u hoteles 21 veces.

Pero siempre es mejor dormir en la casa del Sr. Leo. No sabemos por qué, pero es como dormir en la naturaleza. A izquierda, derecha y atrás sólo están las mosquiteras y a través de la trampilla del techo se pueden ver las estrellas titilando.


Lo bueno de África, especialmente de Namibia, es que, contrariamente a las expectativas, siempre se come bien, si se tiene suerte, incluso con unas magníficas vistas al mar.


Unas ricas ostras o un buen bacalao



Pero es importante para todos los namibios:



Por la mañana un buen desayuno.

Y para nosotros, por supuesto, por poco dinero. Todo lo que hay sobre la mesa equivale a 14,50 euros.




Lo más bonito de África:

son los animales los que encontramos en abundancia. Que pueden moverse libremente en sus enormes hábitats. Es fantástico cuando vas conduciendo lentamente por el monte y de repente te encuentras con elefantes delante de ti. O jirafas, cebras, hienas y otros.

También podría ser un león, pero nunca se sabe si verás uno. Nadie puede forzar eso. Sólo puedes disfrutar el momento.



A veces realmente es sólo un momento



Mañana tendremos a nuestro fiel compañero el señor Leo bien lavado y, si es posible, pulido. Sufrió mucho y recibió muchos rasguños de las espinosas acacias. Los caminos suelen ser tan estrechos que no se puede pasar sin empujar los arbustos hacia la izquierda y hacia la derecha. Eso te irrita y te duele.



Después empacaremos lo que se irá directamente a casa, el resto se quedará con el Sr. Leo. El señor Leo se sube a un contenedor y navega de regreso a Hamburgo. Cogemos un coche de alquiler y recorremos los 430 kilómetros hasta Windhoek, volando primero a Johannesburgo y luego a Frankfurt.

Esperemos que no haya huelga en casa, luego volvemos temprano el Viernes Santo.

Ahora tenemos muchas ganas de estar en casa.



Nos despedimos con nuestra foto favorita de este viaje.


Una vez más queremos dar las gracias a todos los amigos y lectores del blog por acompañarnos para tener siempre un pedacito de casa con nosotros.


Nos gustaría aprovechar esta oportunidad para desearos a todos unas felices Pascuas y veros pronto de nuevo.



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